Sección I
La dirección del agua
Regar con conciencia
bienvenidos y gracias por elegir construir esta etapa de sus vidas de una manera enriquecedora y significativa, tanto para ustedes como para sus hijos.
"Votos de Amor" no es un manual de crianza ni una guía sobre cómo educar a sus hijos. No busca dar instrucciones, sino ser una invitación a conectar más profundamente con ellos.
Mi nombre es Pablo y, aunque no soy padre, escribí este libro desde la perspectiva de un hijo, porque todos hemos sido hijos primero. La relación entre padres e hijos es uno de los lazos más importantes y, muchas veces, también uno de los más desafiantes. Es una relación que construye la base de quienes somos, de cómo vemos el mundo y de cómo aprendemos a relacionarnos con los demás.
Imagina que tú, como padre, eres una manguera. Tu hijo, las múltiples plantas que existen a su alrededor: algunas son flores vibrantes, otras son hierbas resistentes, cada una con características únicas. Y tú decides qué regar.
Tus acciones son el agua que nutre o daña. La fuerza con la que sale esa agua representa tus valores y emociones. Si el chorro es demasiado fuerte o sin dirección, puede herir en lugar de nutrir. Y así, sin darnos cuenta, podemos impactar a nuestros hijos de maneras que podrían marcarlos para toda la vida.
Tal vez en algún momento hemos lanzado agua sin darnos cuenta de su impacto. Con prisa, con enojo, con impaciencia. A veces, lo hacemos porque creemos que es lo mejor. Queremos que nuestros hijos sean fuertes, que sepan cómo es la vida real, que aprendan a defenderse. Otras veces, simplemente reaccionamos sin pensar, impulsados por el cansancio, el estrés o nuestras propias heridas del pasado.
Lo importante es que siempre tenemos la posibilidad de elegir hacia dónde dirigir el agua.
El impacto de cada gota
Cada palabra que un padre dice deja una marca en su hijo. Puede ser una semilla que florezca con el tiempo o una espina que duela con los años.
Hay frases que nutren:
"Confío en ti."
"Estoy aquí para ti."
"Me siento orgulloso de ti."
Y hay frases que pueden dejar heridas:
"No sirves para nada."
"Siempre haces todo mal."
"Me decepcionas."
No importa cuántas veces le digamos a un niño que es valioso si, al mismo tiempo, lo regamos con palabras de crítica y rechazo. Al final, lo que más recordarán no será lo que les enseñaste, sino cómo los hiciste sentir.
Por eso, Votos de Amor es un recordatorio de hacia dónde dirigir esa agua. Es una señal que apunta hacia el amor propio, la confianza, la autoestima, la inteligencia emocional, la gratitud y el respeto.
No se trata de ser perfectos
Muchos padres sienten la presión de ser perfectos. Pero la verdad es que no existen padres perfectos. Existen padres presentes. Padres que, en medio de sus aciertos y errores, están dispuestos a aprender, a mejorar y a amar de la mejor manera posible.
No se trata de evitar errores, sino de aprender a repararlos. Si en algún momento lanzaste agua con demasiada presión y lastimaste sin querer, siempre puedes volver a regar con amor, con paciencia, con nuevas palabras y acciones.
El problema no es equivocarse, sino no reconocerlo. Cuando un padre puede decir "Lo siento, me equivoqué", le enseña a su hijo una lección valiosa: que no necesita ser perfecto para ser amado, que puede cometer errores y seguir siendo valioso.
Un libro que no da instrucciones, sino una brújula
"Votos de Amor" no pretende decirte qué hacer ni cómo criar a tu hijo. No hay fórmulas mágicas para la paternidad, porque cada niño es único. Más bien, este libro es una brújula. Una invitación a reflexionar sobre cómo quieres ser recordado por tu hijo, qué tipo de conexión deseas construir con él y qué semillas quieres plantar en su corazón.
Este no es un libro para enseñarles a los niños. Es un libro para recordarle a los padres lo importante que es el amor en la infancia.
Porque la infancia es corta, pero su impacto dura toda la vida.
Así que antes de seguir adelante, te invito a preguntarte:
¿Qué quiero regar en mi hijo hoy?