"Oh vaya, ¿otra zarigüeya? ¿Estará herida? Me da la sensación de que es la misma que vi esta madrugada frente a mi puerta. Masticaba un insecto con tal gracia que sentí una fuerte conexión. Fue una experiencia de compasión, sí, y también de amor. La observaba masticar, admirando su hocico y sus pequeñas patas delanteras mientras sujetaba su comida con destreza, 'Recordé'.

Caminaba por aquel lugar en el que yacía el cuerpo de ese animal muerto hace varios meses. ¿Qué hubiera pasado si hubiera hecho lo que pasaba por mi cabeza en ese momento?, Colocaría a esa zarigüeya muerta en el pastizal para evitar que los neumáticos de un carro comenzaran a destruir su pequeño cuerpo.

Recordé aquel momento y mientras lo hacía comencé a imaginar que colocaba a la Zarigüeya a lado de la carretera. Mientras imaginaba tal acto de empatía, un policía se acercaba y me preguntaba: '¿No viste que esa zarigüeya iba pasando mientras conducías?' Su energía se sentía agresiva incluso siendo este solo un pensamiento y además me culpaba, la emoción se hizo presente (nuestros pensamientos crean sentimientos y no necesariamente por algo real), sentí miedo y me sentí una víctima. 'Oh, yo no lo hice', respondí. 'Solo lo estoy colocando aquí. Sé que está muerto, pero no quiero que lo destroce algún coche'. Pero el policía seguía molestando, me pedía mi licencia y aparentemente estaría en ciertos problemas. Y ahí terminó, dejé de pensar cuando lo detecté.

¿Por qué en mi mente imaginaría un acto amable para posteriormente imaginarme en problemas? ¿Por qué no es? Y justo cuando colocaba el pequeño cuerpo de ese animal a salvo de los neumáticos atroces, un policía pasaba, se detuvo y me dijo: 'Qué generoso acto de compasión, gracias'. o mejor aún, y digo, mucho mejor aún. Solo estábamos ese hermoso animal y yo, lo dejaba en la acera y después me iba apaciblemente hacia mi casa, sin policía, sin victimización sin reconocimiento.

Nuestro ego quiere muchas cosas: quiere conflicto, quiere pelear, quiere reaccionar, le gusta victimizarse y le gusta el reconocimiento.

Es importante observar nuestros pensamientos y no dejar que nos arrastren hacia viejos patrones. La mente no observada (EGO) es lo que nos provoca sufrimiento, siendo este opcional. Una salida de esto es la práctica de la conciencia plena y se desarrolla gracias a la meditación. ya que la conciencia plena nos ayuda ver nuestro interior y con ello nuestros pensamientos, y así mismo, ir hacia otra dirección.

¡Descubre la mejor versión de ti!

Suscríbete a nuestro newsletter y recibe consejos, mensajes inspiradores y tareas transformadoras. Tu evolución personal comienza aquí. ¡Únete ahora!