Gratitud
Primera llave para desbloquear la felicidad
La felicidad. Todos la buscamos, todos la deseamos. Y sin embargo, muchas veces la perseguimos afuera: en un trabajo nuevo, en una relación perfecta, en la próxima meta alcanzada.
Lo que olvidamos es que la felicidad no está en lo que conseguimos, sino en cómo nos relacionamos con lo que ya tenemos.
La llave de la gratitud
La gratitud es una de esas llaves sencillas pero poderosas.
Nos invita a dejar de mirar lo que falta y empezar a valorar lo que ya está aquí.
Piensa un momento: ¿cuántas veces en el día dices “quiero” o “necesito”?
Siempre parece que falta algo: más dinero, más reconocimiento, más amor. Corremos tras lo nuevo, lo brillante, lo perfecto. Y sí, al inicio se siente bien… pero pronto se desvanece, y volvemos al mismo lugar: deseando más.
La gratitud rompe ese ciclo.
Cuando apreciamos lo que tenemos —aunque sea pequeño o cotidiano— el corazón se relaja, y la vida empieza a sentirse suficiente.
Ejercicios sencillos
Señales de gratitud. Elige recordatorios durante tu día: una luz roja del semáforo, el sonido de un pájaro, la risa de un niño. Cada vez que aparezcan, haz una pausa y agradece.
Un diario de gratitud. Antes de dormir, escribe cinco cosas por las que agradeces. No tienen que ser grandes: puede ser tu cama cómoda, tu cuerpo que te sostiene, la comida de hoy. Con el tiempo, tu mente empezará a buscar motivos para agradecer de manera natural.
Gratitud incluso en lo difícil
Agradecer no significa negar los problemas.
También podemos agradecer en medio de lo duro: por la lección aprendida, la fuerza que descubrimos en nosotros o el apoyo de alguien que estuvo cerca. Es en esos momentos donde la gratitud se convierte en resiliencia.
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La gratitud es más que decir “gracias”. Es sentirlo.
Cuando lo hacemos, la felicidad deja de ser una meta y se convierte en una experiencia diaria.
Hoy —y cada día— es un buen momento para agradecer.

Gratitud.
La primera llave para la felicidad.
CRECIMIENTO ESPIRITUALALMA
Pablo Serna
3/9/20242 min leer
